¿Alguna vez te has preguntado cuánto tiempo dedicas a conversar diariamente en tu trabajo? ¿Cuántas reuniones tienes en un día? ¿Cuántas pláticas informales?¿Cuántos emails respondes? Seguramente tu respuesta oscile entre el 70 y 90 % en promedio. Y esto no es extraño ya que las cosas sucedan en nuestras organizaciones a través del lenguaje.

En este sentido, varios expertos han definido a las empresas como redes de conversaciones, las cuales construimos y re-construimos de forma contante en el día a día. No obstante, dedicamos una gran cantidad del tiempo a hablar con otros y pocas veces nos preguntamos por el efecto que tienen las palabras en nosotros y en los demás.

El uso consistente de un lenguaje apreciativo en el lugar de trabajo, puede tener gran importancia en la construcción de ambientes y equipos colaborativos, motivados y productivos.

Teóricos y consultores que trabajan desde lo que se ha denominado la Indagación Apreciativa sugieren que el comunicar sobre lo que funciona bien es la forma más efectiva para aprender, cambiar y alcanzar los resultados que queremos. De hecho, la Indagación Apreciativa tiene que ver con usar preguntas y palabras que resalten las cualidades, éxitos, valores.

Al usar el enfoque apreciativo, creamos un ambiente lleno de personas competentes, que persiguen la mejora continua. Se trata de un lenguaje constructivo que permite que las personas puedan erigir mejores relaciones y utilizar todas sus habilidades y talentos para obtener resultados.

Pequeños gestos como un saludo en las mañanas, un reconocimiento por el trabajo realizado, una pregunta por lo que más le gusta de su trabajo, puede hacer una gran diferencia.